martes, 8 de mayo de 2007

Los Hundidos

Dejemos ya la mente en paz. No hay explicación. Te conozco. Me conoces. Nos encontramos en el fondo del pozo. Un respingo, una sombra que intuyó a otra, y en lo oscuro no tuvimos más remedio que extender las manos. Recorrimos las formas, el hueco de los ojos, el vaho entre los labios, tibios los cuellos y los pechos, la palpitante hendidura del ombligo. Abajo, donde no pasa el tiempo y las paredes se hinchan de humedad. Adentro, donde las yemas se hunden en el canto mohoso de la piel de la piel de la piel, progresivamente, buscando un eco.
Si éstas manos no ansiaran alcanzarse también ahora que clarea, nunca sabríamos que fuimos aquellos. Los hundidos.
Para verme, realmente verme, apaga la luz.

Roadkill

Pegado en las sábanas no hay manera de moverse, el lecho te arranca jirones de piel y los mete bien tendidos bajo del colchón. Una luz te abre los ojos sin escape, fuera de órbita. Inhalas un cuerpo azulado, pesado, chicloso. No estalla en los pulmones, no termina contigo. Te quiere ahí, quieto, atento, al filo. La mente encuentra ni refugio ni defensa, sopesa locura y verdad. Olvidaste cómo rezar.
Negar o dejarse ir. Correr o quedarse ahí.
Roadkill.

El Milagro

Que curiosa es la vida que nos engaña por momentos dulces diciéndonos que no hay soledad, que el hueco no es más. Bendita, amorosa vida que nos hace olvidarnos del vacío por segundos, a veces minutos. Encontramos a una persona y deseamos que sea nuestra casa por fin. Nos esmeramos, cumplimos el papel que nos toca y por un momento pensamos que eso es, que ahí estamos completos. El enamoramiento, la ternura, el amante, el amigo. Esas tardes de pensarte querido, deseado, cobijado, amamantado. Los segundos en los ojos del otro cuando te ves a ti mismo y lo que ves es magnífico. Sentirte así, vale mil años de dolor de olvido, de sufrimiento de separación, de frustración del amor parchado y a destiempo, mil años de saberte amorfo e incompleto, aunque sea una vez en la vida, mi reino por un beso de esos.

Vacía 2

La paz y el sinsentido son hermanos gemelos.
Contemplando lo oscuro del pozo, siento apenas un pestañeo.
Es tuyo o es mío?
Paz sin sentido.
Vacío.

Amarte

Huele a húmedo tu tierra
allá lejos en el tiempo
donde los ojos se cierran,
entonces y hoy
serena pasión me desvela
tan solo por verte,
brotar.

Hope you are happy

I love that you are happy
there, in the land of no sight of me
I want you to be happy, I have no problem with that
but why does it have to be with me nowhere in sight.
I want to talk to you, see you, hug you, hit you, shit you.
I have fallen for you.
I hope you´re happy.

El agujero en mi cuello

Despierto una mañana y está ahí, modorro tu recuerdo, como si no existieras, como si te hubiera imaginado. Pero pasa el día y algo siempre me recuerda que aquí estás, que podría tocarte si cruzara el vano tumefacto de tu silencio. Me detengo, me detienes. Ante mi se abre tu laberinto inglés. Mis manos rozan la hierba de las paredes externas unos segundos, entro siempre sin pensar. El paso se cierra detrás de mi e invariablemente me pregunto qué hago aquí, sin mapa, sin guía, sola en ti.

Reconozco las esquinas y los callejones sin salida, recuerdo que anoche te soñé. Por aquí pasaste, hierba entretejida pulsando alrededor mío. De alguna manera sé de los recovecos, y no puedo dejar de pensar en ese hueco por donde se me cuela el viento frío y caliente a la vez, el pedazo que arrancaste de mi cuello aquella noche cuando una nota larga me llevó al sueño.

Parte de mi te acompaña, conoce todos tus caminos porque la traes contigo y no la dejas ir. Pedazo que aprisionas en tus labios para que vuelva aquí, siempre aquí, al acertijo, al fondo, al vacío de ti; sin poder cruzar, sin encontrar el camino.

Qué querrás de mi, de mi que no puedo ofrecerte más que una vena y una pena. La próxima vez que me encuentres, hunde tus colmillos de una vez por todas. No quiero ser inmortal.

El Río

No puedo, ni quiero evitar quererte.
Quererte desde donde estoy, como lo que soy. Sexuado, apasionado, partido, dado.
No puedo, ni quiero pensar que no pasa nada, aún cuando temo hacerte daño, hacerme daño.

No sé, ni me importa de dónde te conozco, de dónde y desde cuándo viene este anhelo.
Pronuncio tu nombre como invocación de algo que quise ser. Por lo menos una imagen tuya en cada orgasmo, fugaz y primordial a la vez.

Tu, la amante, el arquetipo, el amor expandido. Una migaja, un solo atisbo de amor aunque sea por un segundo, vale la pena cualquier dolor, vale el abandono, la pérdida anunciada. Un solo pie en el agua, promete una zambullida.

Mojarse y secarse y volverse a mojar. En el río infinito de ser uno con todo, si tan solo alguna vez.

Santo de mi devoción

Yo soy devota de San Rodrigo. Todas las mañanas prendo una veladora en sus mejillas dormidas, que son mi altar. Luego, salgo al mundo a vivir sola, sin él; y me esmero en sentirme orgullosa de mí misma, para honrarlo a él.

Regreso y entro a mi hogar a través del vano de sus brazos abiertos y extendidos. Dejo mi saco y mis zapatos justo fuera de la comisura de sus ojos sonrientes. Así llego a mi casa todos los días. Cuelgo milagritos en su manto, me desnudo y voy a la cama. Me despierto y me duermo una mujer bendita... y me sorprendo teniendo ganas irresistibles de rezar.

La Respuesta

Mañana viajo temprano, subo en un avión a una tierra lejana y desconocida. Al llegar me dirijo directamente a visitar al Oráculo... una pregunta me es concedida... una respuesta certera y verdadera se me dará... Frente a La Respuesta, no supe qué preguntar.

De nueve a seis

Describir el más mínimo contraste duele. Por eso trabajo todos los días, de nueve a seis. Salir en punto es el máximo acto de rebelión. De nueve a seis no hay amor ni mundo ni poesía. El miedo es el business casual. Miedo a vivir, a crear, a querer. Entumecimiento. Qué bien se vive ahí donde no hay que inventar. De tu gris a mi gris hay un saltito insignificante. Qué bien se muere aquí!

Lava

Adentro parece un lugar tan lejano.
Casi existente sin tu ayuda, sin tu presencia.
Pero te palpita en las sienes y las venas se te hinchan de ese que no eres.

Te veo luego del tiempo, tronco seco.
Tus ojos casi ni me ven. Desterrado voluntario de mi cariño, resuenan huecos los teamos.

Sin embargo, apenas tiemblo y te me derramas, bendita celestina de malta. Supuras savia incandescente desde huecos primitivos. De a poco te va ardiendo la piel, de a poco me dejas verte verte desconcertado, sangre en las manos, culpable de hervir por dentro.

Antes que la lava endurezca, me ilumina rojo un destello. Lo atesoro dentro, bendigo tu Falla y mido mis palabras, con extremo cuidado, en la escala de Richter.

Madre Tierra a volcán.

Una simple oración

Que la vida me abrace y que su abrazo pase a través de mi dejando solo lo que se cuelgue de mis ramas. Así, sin esfuerzo y sin apego. Disfruto y dejo ir. Vengo y vuelvo a irme. Como el viento a través del roble hace música, del simple movimiento de las hojas.

Absolutamente muerta

Soy una mujer muerta. Absolutamente muerta. Y todo está bien. Irremediable la intermitente secuencia del dolor y del placer. Si hay alguna definición de vida, esta es. Pero no busco uno y ni otro, llegan solos. Contemplo el gozo, contemplo el dolor. Contemplar es un regalo para los que estamos muertos. Contemplar es estar y sentir, entender, una minucia. Detectar un punto de polvo bajando por el haz de luz, la carne que se me abre y duele. Afuera y Adentro. El gozo de verte al ser.

Vacío

La última columna
se ha derrumbado.

Cae al vacío
la lluvia,
me traspasa fría,
también soy vacío.

Nada.

Nada.

Nada.

No...

Flota.

Las mil y una noches

Tengo entre las piernas una herida que no sangra,
cosquillea,
cierra en la noche con el sereno.
Cuarenta fantasmas susurran abretesésamos
y al alba se le desdoblan las joyas.
A medio día se lame el alma,
hinchada aguarda un ansia:
Alí Babá no quiso entrar.

Solución al Vacío

Como llenar un hueco. Pensé en un montón de nueces de Castilla, un montón de hojas secas o de tierra...un ataúd. Vertiendo un líquido, inundándolo todo, sentándome en él. Si es grande, en equipo, con máquinas de arrastre o mejor mudándose a vivir ahí. Existencial no se llena, estomacal con avena, abismal ni sé. Si es chico, escupiendo, con un bolita de papel, o con el dedo pero cómo prescindir de uno de los diez. Carnal con el amante, moral con el azote, infinitesimal nomás así. Pero cómo tapar un hueco si hay más huecos de lo que el ojo ve?
Excavando alrededor hasta que quede todo, vacío a nivel.

Astronauta

Tirar las columnas que me sostienen
abandonarlas, destruirlas
aferrarme a ellas y aún
verlas desaparecer entre los dedos.

A p r e n d e r a f l o t a r

De cualquier forma,
nada es lo que parece,
nada permanece.

Y en la antigravedad,
yo aquí, distinto y solo.
Dando vueltas.

Ensayo para errar

Si la humanidad va a algún lado, ése lo dictan los que se equivocan. Los que se ponen a prueba constantemente, los que toman decisiones. Para ellos la irremediabilidad de la insatisfacción proporciona, en su absurdo, la satisfacción de saberse insatisfecho... y muerto. Por eso se atreven... y crean.

Confrontan la ironía de la piel que teme ir al origen-fin-ombligo como serpiente que se come la cola. Se detienen a ver las escamas una a una, siguen su trayecto geométricamente orgánico, van como corderos a su destino pero ”accidentalmente” equivocan el camino para sentir el placer macabro que los detiene de saber la verdad de la carne finita.

Mienten la dulce mentira del tiempo. La mentira placentera, la que al fin y al cabo no miente del todo porque no es la vista limpia de la propia muerte la que se acerca más a la visión de La Verdad, sino como dice el maestro, La Verdad se esconde tras la vista amodorrada, con velo de lagañas y lágrimas.

En el trayecto sin piedad hacia la muerte como única manera de conseguir eso que nos es arrebatado, el sentido, la respuesta, la completud, cualquier respiro es un error. Caminemos pues al patíbulo miopes, modorros, torpes, defectuosos.

Vivamos equivocados. Demos saltitos erráticos, en ocasiones cuánticos.
Equivocarse es esperar lo inevitable en un acto de insurrección.

Pozo Triple

(1)
Si pudiera asomarme al pozo,
boa oscura infinita
y tirar una piedra

rebotaría con tufo gélido
en el interior
antes de caer al agua olvidada,
negada

o tal vez
se oiría el sordo lamento del moho
que dejaste crecer encima

(2)
Sin sol
muere lo profundo
el sol
sí,
ese al que pretendes dirigir elegir
al que buscas constreñir reducir reprimir
ese que te tuesta la piel debajo de la piel debajo de la piel
el que acalora tus hielos…

mi amado
sigue enjugando tu pañuelo
los astros no tienen moral

( 3)
Vive conforme y a cuadro
no te salgas de donde puedas verte
escapa del amor oscuro
negro cerveza, rojo vino
senos afrutados labios fermentados
olvida el bouquet de perderte
ahoga tu fuego en razones
tu niño en lecciones
tu juego en alcoholes
entierra el sueño de ti mismo
canjéalo por una esposa
y por un par de huevos inertes.

(Epílogo)
Y tapa, con las dos manos, el resplandor de alguna vez soñarme. No me dejes amarte segundo no te dejes amarme un segundo. Lisiados, desahuciados, entregados ya, con nada que ofrecer mas que lo que hay para ofrecer. Prefiere nada a esto. Húyete y ten miedo. Muérete de una vez…

mientras yo
muerta ya
tiraré un millón de piedras a un millón de pozos,
bailaré y moriré,
amoral en la hoguera.

Cimientos para Haiku

Montes bañados en lagos bañados en verde, sol y nubes bajas, cielo azul.
En el concreto es más rico el que menos necesita.
Volcanes a la distancia, desde mi ventana matinal.

Vigilia

Con la mañana
la mente que soñaba ahora despierta
el corazón ya la esperaba.

Desplegan las velas

Mi amor se fue hoy, maladí maladá.
El viento atraviesa el mar, saladí, saladá,
con velas blancas de verdad.

Parte de mi, partes de mi.
Intermitentemente, aquí y allá.
Ya regresarás.

Hola yo! Gusto en verte.
Qué cómo estoy?

Lo cotidiano

Un buen bocado de pay de queso, mi piel sumergiéndose lentamente en el agua caliente de la tina, sábanas frías antes de que les duerma encima, una mordida a un mango maduro sin llegar al hueso. Actuar un personaje que no he entendido, encontrar la expresión precisa, estirarme antes de levantarme, recordar lo que olvido. Un beso dado de una forma nueva, unos ojos que insisten, bailar a oscuras, hacer pipi en la regadera. Un campo recién llovido, el morado que atardece, una idea subversiva, las palabras al oído. Entender un chiste en su idioma original, los 10 primeros pasos después de salir del cine, llegar al cuarto de hotel el primer día en un país nuevo, coger en horario laboral. Todas estas cosas, imprescindibles justo después de hacerlas, pasan por mi memoria disfrazadas de insignificancia. Bienvenida la intrascendente vida diaria.

El Armario

Vivimos y morimos buscando sentido
y un armario donde poner lo vivido.

Acumular, guardar, clasificar.
Colgar por años las respuestas, las preguntas a lo sumo.
Día tras día exigimos sentido a la mente,
pero el sentido se escurre por entre las repisas.
Aún con las puertas abiertas y el contenido expuesto,
nunca sabremos qué ponernos hoy.

Qué hay de malo con lo puesto?

Vivimos y morimos buscando sentido
y un armario donde vivir.

Tu también

Me emociona recibir palabras tuyas, esporádicas, como semillas de algún helecho prehistórico que germinan cada vez en el fondo oscuro de la evolución. No sé si primero me acerqué a ti o si ya estabas sembrada y por eso me creciste. Tal vez alguna de mis manías escondidas resuena en ti. Tu también escribes.

A ver, bájate!

Pero dejo al toro verte desde la plaza para no rajarte un pierna, un brazo, para que te quede el abdomen ileso y las vísceras dentro. Tu no te metes al ruedo, te han picado demasiado los cuervos intestinos y ningún asta dorada que intentara remendarte aunque no supiera coser. Desde barrera me ves y te veo. Entiendo que el harakiri es elección personal.

Cariñito

Me encanta escuchar la voz distante y como en susurro de alguien que habla cariñosamente a su perro, ese balbuceo amoroso que sobresale por entre los ruidos de la ciudad vibrando en las ventanas cerradas. Cuando lo detecto, detengo todo y aguzo el oído. La atención se me ilumina cuando entiendo por fin de dónde viene ese golpeteo mudo, casi atómico. Es la cola del perro.

Matutino

Me gusta escribir en las mañanas cuando la mente no se ha llenado de Ciudad. Mi hombre en su lado de la cama, mi perro que olfatea los bostezos por la ranura de la puerta del cuarto, mi vista a la Ciudad pero desde adentro. Escribir cuando todavía me pertenezco y cuando los sueños se exudan para posarse como brillo matutino encima de mi piel. Cualquiera que se acercase podría ver lo que soñé anoche como tatuaje de agua. Pero no hay alguien en ese preciso momento. Solo la hoja blanca y yo.