sábado, 3 de abril de 2010

la que elijo como mi vida

marzo 2008

Ayer me cayeron muchos veintes, el más importante es el de la simplificación de nuestra vida.
O lo que es lo mismo, cómo vivir una vida sin expectativas más allá de un núcleo escencial.

Nosotros elegimos hacer lo que hacemos porque es valioso en sí mismo: el placer de estudiar con un acompañante, de cantar-actuar, de pararse en un escenario y ser parte de una ficción. Emociones que queremos sentir por el simple hecho de sentirlas. Ese es en sí mismo un círculo sagrado, el núcleo de un sol que gira en sí mismo.
De ese sol salen y entran estelas (mis deseos, los de los demás, la circunstancia, la suerte...) hacia un sin fin de lugares posibles: países, directores, reconocimiento, premios, mega proyectos, el Met... la gloria!

Sin embargo, el estallido glorioso no es quehacer del núcleo sino de las energías que lo rodean. Después del estallido, el núcleo regresa a sí mismo. La gloria es un estado impermanente.

Pensaba en ese núcleo escencial al cual regresar...

Hasta hoy para mi, el núcleo consiste en el cuerpo, en cuidarlo como nuestra mothership para poder sentir nítidamente este mundo. Respirar, comer y dormir bien, estar sanos.
Consiste en amar, en mi hogar en ti, tu hogar en mi, móvil, lígero. Consiste en los amigos y las conversaciones de vida. En los desayunos de waffles y las cenas de cariño.
Y por último, nuestro núcleo consiste en descubrir el mundo: cantando, actuando, viajando, leyendo, viviendo, ahí, desde el sol que cada uno es.

Descubrirlo, no cubrirlo con expectativas.
Observarlo con los ojos abiertos y limpios con los que nacimos;
imaginarnos nuestro deseo como un sueño,
y dejar que la vida nos sueñe a nosotros.



Tendría que haber una palabra mágica que nos recuerde nuestro estatus de exploradores del mundo cada vez que el deseo nos penetre el alma de angustia, de decepción. Un hechizo que nos recuerde que es solo una película, la vida, nuestra película que se teje con la de otros... conjuro de paz y gozo... ven a Nosotros.

Amén.

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