viernes, 2 de abril de 2010

23

¿Por qué estás tan solo? Le pregunté.
Me dijo, nunca he sabido.
Ay de mí, solo y sin saber.
Me dijo, ay de mí, solo con mi saber.
Lamentos de viejo y apenas veintitrés.
Años, caminos que antes del útero, ha recorrido.

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