lunes, 20 de julio de 2009

La Elfa

Madrugar 2 veces por semana. Esa fue la consigna después de regresar al Bosque. Andar por ahí vagando había trastornado mis horarios tanto como mis ideas. Esta necesidad de ir y venir, de salir de los árboles aunque no sea seguro, me viene desde muy chiquita. Siempre quise ser guerrera, pero acá no hay guerras que pelear, así que voy por la tierra buscando pleito. En realidad no quiero encontrarlo. Sólo me interesa buscar.

Dos madrugadas harían el truco. Iría y regresaría en el lapso en que el abismo negro se convierte en el sereno de la mañana. Para todos en el Bosque nada habría pasado, y yo amanecería, pacíficamente exhausta, en mi cama.

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